miércoles, 10 de abril de 2013

textos I

A medida que el ciclo de la vida pasaba, Ana se daba cuenta que las brisas no siempre corrian para el mismo lado, la medicina avanzó, las guerras ya no eran tan fuertes, las clases sociales estaban divididas todavía pero no se sentía ni siquiera fuera de ninguna de ellas, aveces era rica en el amor, aveces tenía más dinero para comprar el chocolate que más le gustaba, de vez en cuando encontraba alguna actividad que le diera un rédito extra, su vida corría como aveces el coyote al correcaminos, sin saber cuando te puede alcanzar,pero corriendo por las dudas.
Todo marcha bien para Ana, un día se levanta, un día duerme más de lo normal.
Sus hábitos no distaban mucho del resto de los mortales, sus conversaciones eran paralelas, generalmente, a las del común de sus compañeros de vida.
Pero siempre sentía que había algo diferente, que no sabía distinguir pero que dentro suyo notaba.
Ana, derramaba lágrimas por doquier en momentos innecesarios, pero a la vez se sentía completamente querida por todos aquellos que ella sentía que eran primordiales en sus días.
Tenía un perro al cual le contaba sus historias de vida, era el único que no tenía un lenguaje similar al suyo para poder interrogarla o cuestionar alguna de sus inexplicables cuestiones.
Las épocas del año corrían, y Ana disfrutaba cada una de ellas, los otoños siempre eran divertidos y diferentes, el invierno era frío pero cálido a la vez, los veranos y las primaveras eran siempre un efecto total de amables sonrisas compartidas.
Ella nunca analizó un momento para poder adivinar que cuestión era la que la hacia sentir diferente.
El cuerpo crecía y sus extremidades ya podían alcanzar los dulces que siempre había arriba de la alacena, no siempre los cambios corporales traían aparejados cambios intelectuales, pero siempre notó que su cabeza era más rápida para sacar conclusiones indiferentes al resto, pero importantes en el montón.
Ana todavía crece, y  aveces se olvida de sus condiciones.
Pero sigue dejando caer lagrimas en momentos innecesarios, o mejor aún,las regala a quien las necesita más que ella.